Las newsletters (o boletines de correo electrónico) hoy no son lo que eran cuando empezó la era digital.
Antes te metías en una lista y no sabías qué podía pasar después.

Tú, dando tu email hace unos años cual agujero negro…
Hoy tenemos listas de correo y newsletters donde pagas por acceder al contenido.
Y es que cambiamos.
Es un hecho. Veamos qué hay detrás de este tipo de consumo y creación de contenidos.
Por qué las newsletters permanecen a pesar de todo
Las redes sociales hacen ruido. No te enteras de las cosas importantes solo por redes. Quizá antes sí, pero hoy ya no.
La news llega a tu correo y decides cuándo lo lees. ¿Qué puede haber mejor?A mí hasta me molesta cuando NO hay news para enterarme de las novedades.@esthermorote Clic para tuitearExiste un cambio de percepción y de valoración en lo que leemos, vemos u oímos; ese cambio es lo que marca cómo los contenidos evolucionan.
Tendemos a escuchar a menudo esa queja de que «no quiero apuntarme a una lista porque luego no hay forma de que me dejen en paz y me atosigan con promociones».
Y a ver.
Hay gente y marcas que todavía usan el email de pena. Pero, por ley, siempre puedes darte de baja, leerlo cuando tú quieres y olvidarte del tema.
A cambio, con las newsletters y las listas de correo centralizas la información importante, seleccionas lo que consumes y quitas ruido que no te sirve.
¿La evolución del contenido gratuito? Antes era: todo está en redes. Hoy es: te pierdes en redes.@polaina_maria y @esthermorote diciendo que no tienen tiempo para perderse. Clic para tuitearEn este sentido, la influencia del RGPD ha sido positiva por instaurar la mentalidad del marketing del permiso.
Una newsletter es una relación con la persona que te da sus datos a cambio de recibir lo que quieres contar. CONSIDÉRALO COMO TAL.
El nivel de conciencia o sofisticación del mercado ha cambiado y nos beneficia porque abre campo a la economy creator de pagar por el contenido y normalizarlo.
Y es cierto que mucha gente se enfada cuando le vendes, pero hay que empezar a normalizar que hoy no vivimos (todos) de las visitas de YouTube.
Y recordar que también hay quien te paga encantada.
Es necesario poner en valor el trabajo de los creadores de contenido, conocimiento, experiencia, tiempo, y muy importante: la VISIÓN ÚNICA que cada persona tiene cuando comparte contenido.
Se paga por aquello que nadie ha dicho y que nadie ha enfocado de esta manera todavía.
Noemí Carro, por ejemplo, dice que te pagan por ser tú, por lo que tú tienes que decir, por cómo lo dices; por TU manera.
¿Hay quien no ve bien que la gente cobre por hablar? Perfecto. Que no lo paguen.
Lo que nos mata en las newsletters
Ahora bien.
No es oro todo lo que reluce.
Y hay cosicas en las newsletters que a nosotras nos rechinan a más no poder, como:
- Las faltas de ortografía
- Los parrafazos infumables. O lo que dificulte la lectura por no tener el modo responsive adaptado al móvil.
- La puntuación inexistente, para no perdernos en lo que se escribe.
Resulta interesante distinguir la tendencia entre la creación de contenido de la newsletter de autor, de carácter más reflexivo, y el email marketing, con un objetivo más enfocado en la venta.
El contexto de consumo es importante, y el motivo (¿lo haces porque todo el mundo lo hace o porque te sale de dentro?) también.
Elena Madrigal aboga por un objetivo personal: compartir, disfrutar del proceso, recordando que siempre tú tienes el poder de decidir.
Noemí Carro es otro ejemplo de cómo una newsletter de filosofía (de autora, en este caso), ha ejercido un impacto muy potente en su marca, respetando su evolución como personalidad.
Hace poco saqué una encuesta de Instagram preguntando por podcast, newsletter y redes sociales.
Las newsletters brillaban por reflexiones, puntos de vista, afinidad personal, perspectivas nuevas…
A corto plazo no tienen un objetivo de marketing, pero a largo plazo hacen marca por ti. TOP
Con una newsletter estamos creando una audiencia (no comunidad, que María Sajim no nos regañe) que quiere leer lo que tú tienes que contar o quieres compartir.
Lo que más valoramos
Esther, por su parte, quiere:
- que sea fácil de consumir
- respeto por la ortografía
- responsive para el móvil
- opción del modo oscuro; por favor, quitemos los colorinchis y seamos prácticas.
A nivel contenido, valoro ir al grano; no me hagas perder tiempo enrollándote contándome un huevo para decirme algo, que me aporte valor (en todas sus versiones: una reflexión ya puede ser valiosa).
Todo esto es porque las leo en ratos de espera: médico, colas…
María
- Valoro que me cuente algo que no sepa, que no haya pensado antes.
- Que no me pongan difícil darme de baja
Si te ha gustado:
- Invítanos a un café.
- O mejor: conviértete en mecenas.
- Y, cómo no: comparte sin remilgos.
Esther y María