De qué dilema hablamos hoy
Se habla mucho de delegar haciendo hincapié en que si no delegas, tu negocio no crece.
Sin embargo…
—Lo mismo yo me quiero quedar como estoy.
—Además, parece que delegar es fácil… y no lo es.
Y, entonces, te contamos el cuento del pescador y el empresario:
Hablemos claro, y pongamos las cosas en su sitio
Tanto si quieres delegar porque no quieres trabajar más tú, como si lo haces porque ya no puedes con todo, lo primero es tener las cuentas bien claras.
Si ingresas 3000 pavos al mes y quieres pagar a un equipo que vale 1500 por cabeza, no es factible.
Por otra parte, cuidado con lo que delegas.
Bajo nuestro punto de vista —y ojito, que Esther se dedica a esto— y según la teoría, se deben delegar las cosas que:
- NO PUEDES hacer,
- NO QUIERES hacer
- NO DEBERÍAS estar haciendo.
Un buen ejemplo es el de un artesano, que quizá es bueno haciendo arte con las manos, pero no controla de webs, de diseño, de publicidad o de fotografía.
La cosa es que todos tenemos que empezar por un tiempo haciendo todo…
y llega un momento en que tienes que plantearte qué hacer con la situación que tienes porque te sobrepasa.
Y esto consiste en soltar trabajo para que otra persona lo haga por ti.
En qué consiste en realidad delegar
En el sentido estricto del día a día, delegar es quitarte un marronaco de encima porque hacerlo tú te drena, te consume, o te aburre infinitamente.
Y es que cuando emprendes, lo haces desde la intención de montar un negocio de aquello que más te gusta hacer.
Pero la realidad es que tienes varias áreas que, quizá, no te gustan nada, pero tienes que llevar:
La web.
La tecnología.
Las facturas e impuestos.
El marketing.
Los números y las cuentas.
Etcétera.
Los tres avisos de Hacienda
El coste de no delegar algo puede ser alto incluso si dominas ese algo.
Por ejemplo, aquí servidora —María— estuve presentando los impuestos a Hacienda yo misma durante el primer año, y me llegaron 3 avisos de Hacienda advirtiéndome de que si no corregía tal o tal procedimiento en el que me había equivocado porque faltaba un dato o un documento concreto, me sancionarían.
Ofú.
El tiempo que invertí en ver qué había pasado, redactar una respuesta apelando o defendiéndome, y, sobre todo, el cague ante la posibilidad de que me pusieran una multa de tres cifras para arriba… no está pagado.
Y podría haberlo solucionado delegando en una gestoría, y chimpún.
Esther no dio pie a esto, e, incluso cuando aún trabajaba por cuenta ajena, contrató a una gestoría.
Chica lista. 🤣
El otro mito de delegar
Otra cosa es que delegar no siempre equivale a crear equipo, aunque ese sea el mensaje que más haya calado en el colectivo emprendedor no sabemos muy bien por qué porque ciertos gurús lo hayan predicado como solución máxima.
Puedes delegar de forma puntual o de forma recurrente, y ambas son válidas.
La idea es que sepas QUÉ necesitas realmente, y, en función de la situación, decidas.
Pero… ¿en quién delegas?
Esther recomienda que tengas una buena red de contactos, donde la maldita pero necesaria palabra «networking» funcione y puedas tener referencias o recomendaciones directas.
También ambas sugerimos que no solo te fijes en el quién, sino también que te adelantes y gestiones el cómo, teniendo claros tus límites, tus procesos y tus sistemas.
Y, muy importante también, transmitiéndoselos bien a quien te va a contratar, o aclararlos y hablarlos desde el inicio si eres quien va a delegar.
Eso sería LIDERAR tu proceso de trabajo, y facilitarle el trabajo a la persona que te contrata mientras dejas claros hasta dónde llega tu trabajo.
Recomendaciones si delegas tú
Vamos a por la caña final del episodio.
- Ten un sistema para valorar qué estás pidiendo y cómo te vas a comunicar con la persona. Puedes usar la herramienta que quieras de las que hablábamos en concentración sin purpurina.
- Redacta un manual de instrucciones (la famosa WIKI) donde documentes los tutoriales, los procesos y los pasos para que la persona a la que delegues lo tenga más sencillo y tú no pierdas la energía y un montón de tiempo de forma ineficiente en que comprenda cómo funcionas y qué quieres.
- Mantén la mente abierta. La persona puede estar sabiendo más que tú, así que confía y escucha, porque lo mismo puedes ahorrarte tiempo y dinero por su criterio en lugar de seguir con el tuyo por pura cabezonería.
- Crea un sistema de feedback para escuchar posibles mejoras en la relación que establezcas al delegar curro con confianza y fluidez en la comunicación.
Esto, al final, se trata de convertirte en un líder proactivo, empático, motivador y asertivo.
En el episodio también hablamos de:
- Las 5 cualidades que convierten a una persona en alguien líder, que sabe delegar.
- Un proceso para saber si la persona que trabaja contigo porque le delegaste algo de tu negocio está contenta o no. Lo mismo te evita engorros y disgustos.
- Las preguntas que te recomendamos hacerte antes de delegar lo que sea que estés pensando en delegar.
Si te ha gustado:
- Invítanos a un café.
- O mejor: conviértete en mecenas.
- Y, cómo no: comparte sin remilgos.
Esther y María