De qué hablamos en este café
El tema de la facturación en el emprendimiento nos pone los pelos como escarpias.
Parece que todo se enfoca en facturar mucho, porque eso indica que tu negocio va bien, o que facturando mucho, simplemente, ganas.
Pero no.
Eso no es así…
Puedes facturar 6 cifras, y tener pérdidas.
O facturar 4, y obtener ganancias.
El problema no está en decir lo que facturas, porque puede ser una verdad como un templo y estar genial que seas transparente con tus cifras.
El problema está en dar a entender que facturando X cifras un negocio es la leche, la bomba… solo por facturarlas.
Al hacer esto, estamos ocultando una verdad que cualquier departamento de contabilidad sabe, aplica y analiza para tomar decisiones coherentes y sostenibles en el tiempo.
La nómina como mejor ejemplo
Pensemos en cuando trabajamos por cuenta ajena.
Cuando nos ingresan una nómina, ¿toda la nómina es para nosotros?
No.
Tenemos que pagar un alquiler o una hipoteca; y unos gastos de alimentación, de luz, de agua.
Y luego, con lo que te queda después de cubrir gastos, te vas de cañas, de viaje o te lo ahorras para otro momento.
Pero toda tu nómina no va «para ti» y tu cuerpo serrano.
Tienes cosas que pagar, gastos que cubrir.
Después de pagarlos, ya verás si te queda algo, te queda 0, o, incluso, dejas a deber porque tienes que pedir prestado.
Por eso, cuando alguien presume de lo que ha facturado, sin más, nos dan ganas de decirle:
—Ya, muy bien. ¿Por qué no me dices cuánto has gastado? ¿Cuánto te ha costado vender tanto?
Ajá.
Eso ya no se dice tanto.
Cuál es la clave para no tragarse la falacia de la facturación
La facturación es solo el dinero que entra; es decir, los ingresos.
Para tener datos relativos que te guíen y te orienten de verdad respecto a cómo ha ido la acción que emprendas en tu negocio, DEBES considerar, también, el dinero que SALE: los gastos.
Las inversiones son otra historia dentro de la contabilidad (y, como tal, se miden de forma distinta en un balance de resultados; si quieres que profundice en este tema déjanos saberlo en un comentario).
La diferencia entre ingresos y gastos resulta la cifra de beneficios, y ellos a su vez, se relacionan con el esfuerzo o inversión mediante la rentabilidad.
Así que no: tu negocio no está más sano solo por facturar más, y no: no es purpurina todo lo que reluce.
Y es que todos tenemos un precio
Nosotras tenemos muy presente que todo es relativo.
Detectamos el vendehumismo de las cifras de facturación a la legua porque creemos que un reclamo poderoso puede (y debe) ir mucho más allá que las cifras de facturación.
Pero en la balanza de cada negocio pueden pesar muchas, muchas más cosas para que algo no solo sea RENTABLE, sino también para que NOS COMPENSE.
El vestido de Nochevieja de la Pedroche nos inspira para explicarte por qué.
Pero si necesitas una guía para organizar números puedes pasarte por el episodio de facturas sin purpurina.
«Si el dueño de un negocio se llena la boca con la facturación, desconfía».
En el episodio también hablamos de:
- Beneficios VS rentabilidad: ¿son lo mismo?
- ¿Qué pintan los clientes tóxicos dentro de la rentabilidad?
- Esa práctica venenosilla que nos frena cuando vemos lo que han facturado otros y nos lo creemos.
- La asignatura que debería existir en la educación para convertirnos en ciudadanos y ciudadanas un poquito más conscientes.
Hasta el próximo café.
Esther y María.
Recursos del episodio
Tweet de Noemí Carro
Cada vez más convencida de que a los legisladores les pagan más dietas cuanto más desconozcan el tema sobre el que legislan.
— Noemí Carro (@NoemiCarro) January 18, 2022
Lo que me queda después de impuestos, por Víctor Correal
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