De qué hablamos hoy: los días festivos
Si te lo montas por tu cuenta y tienes tus propios horarios los días festivos no suelen ser como los del resto de la gente.
Cuando hay festivo los autónomos solemos trabajar, por unas cosas o por otras.
Es así.
A veces jode, a veces gusta, y otras… simplemente se nos olvida que es festivo, o lo hacemos por elección propia.
En un mood muy «de festivo», nos encuentras a las dos en el play de este episodio:
El meollo del asunto: flexibilidad VS libertad
Al emprender es común la sensación de que parece que falta tiempo para todo, y resulta tentador tirar de festivos para «adelantar».
Pero no siempre la relación con los festivos es así.
(Ni hace falta adelantar por cojones).
Puede que un día te encuentres fatal y decidas no trabajar entre semana, y un festivo te pongas a trabajar porque notes que el mundo está más en calma y tú entones más con ese rollo.
«Me centro en esto, y que no me moleste nadie».
Y el día te cunde un montón por esa especie de «tranquilidad».
A nosotras esto nos pasa mucho, por ejemplo.
Otra situación común es «aprovechar» los días festivos para terminar lo que no has terminado durante la semana.
El problema que le vemos a esto es que si aprovechas los días festivos para SEGUIR trabajando de forma sistemática, y esto resulta en que nunca descansas porque vas como una moto y te falta tiempo para todo… la hemos liao, pollito.
Organización, please.
Otra situación es la de compaginar un trabajo por cuenta ajena con un emprendimiento hasta que dejas el trabajo, como hablábamos en este episodio.
Durante un tiempo toca apretar los dientes y elegir dedicar tus días festivos, por ejemplo, al proyecto que manejas.
Otra cosa que sucede mucho cuando emprendes —y no tienes hijos en el cole— que se te olvida que un día es festivo.
Te levantas como cada día.
El calendario sigue en su sitio, igual que el día anterior.
Y, cuando menos te lo esperas, te plantas en la frutería o en el súper y te das con la puerta cerrada en las narices.
Por último —aunque no sea la última opción—, queda lo de tomarse el festivo como día libre y unirse al resto del mundo, salir, celebrar, descansar o hacer lo que se te antoje.
A veces la flexibilidad de horarios se mezcla con la libertad de elegir qué haces con la parada que supone un festivo para el resto del mundo.
Y esta es la cara A de saber gestionar la cara B.
Cómo resolvemos, qué hacemos nosotras – los tips
María
Me olvido de que es festivo. Y, cuando sé que es festivo y sé que todo va a estar hasta los topes, suelo tirar contracorriente y trabajar.
Prefiero tomarme días libres de forma flexible. Por ejemplo, hace poco me tomé una semana de semi vacaciones, y dos puentes para viajar; todo en el mismo mes.
No necesité que fuesen vacaciones oficiales ni festivos nacionales para hacerlo.
Y todo estaba más tranquilo.
Me gusta NO depender de los festivos para librar, aunque esta desconexión a veces me pasa factura.
Por ejemplo, ha habido algún festivo local que se me ha pasado por completo y me he llevado la sorpresa de encontrármelo todo cerrado y no poder hacer la compra.
Si un festivo me gusta mucho, también elijo tomarlo, pero reconozco que compenso los días anteriores con un par de horas adicionales de trabajo. Voy a lo mínimo, pero voy.
Me he esforzado en aprender a desconectar cuando no trabajo en festivo, y de momento lo llevo bien.
Como me gusta decir: esto también lo paga mi cuota de autónomos.
Esther
La libertad de horarios es la libertad de vida.
Hace poco compensé los tiempos de un puente sabiendo que mi marido descansaba y coordiné horarios con él para estar con el bebé.
Lo guay es que esto no se trata de compensar horas por compensar, sino de un estilo de vida en sí mismo, que yo sé que es así y así lo asumo y lo integro.
Por otra parte, si me cojo un «festivo» no oficial, puedo hacer recados, todo está abierto… y a cambio en el festivo «oficial» puedo trabajar tranquilísima y con una productividad asombrosa.
¿Las líneas sagradas? Mi cumpleaños y las navidades.
En navidades no trabajo en festivos. Y los días laborables, como la gente también está en un modo más tranquilo de trabajo —los clientes no demandan tanta atención—, yo también me sumo a ese ánimo.
Además, coincide con el invierno, el frío y el café calentito que me encanta.
Esta es la flexibilidad, la adaptabilidad y la libertad que a mí me gusta y que disfruto al poder organizarme la vida.
Conclusión
Que no haya lío. No hablamos de vivir de vacaciones, con una piña colada en Bali ni de trabajar 4 horas a la semana sin dar palo al agua.
Pero lo que sí comentamos en el episodio es el aspecto de nuestra propia cara A frente a la cara B del emprendimiento cuando cae un día de fiesta.
Es decir:
- La falsa percepción que tiene la gente no autónoma sobre cuánto y cuándo curramos en estos días.
- Las líneas rojas que no nos gusta cruzar en días festivos.
- Cómo encontrar el equilibrio entre trabajar un festivo por elección o hacerlo por autoexigencia.
Si te ha gustado:
- Invítanos a un café. O mejor: conviértete en mecenas.
- Y, cómo no: comparte sin remilgos.
Hasta el próximo café.
Esther y María